Miguel Such y la caverna del
Hoyo de la Mina.
Por
José Antº Berrocal Pérez
GES
de la SEM
Existen, en el mundo, algunas
cavidades ligadas a la personalidad de un explorador. Una de las más
paradigmáticas es sin duda Altamira, unida a la persistencia de Marcelino Sáenz
de Sautuola. Málaga cuenta con el singular ejemplo del explorador Miguel Such Martín y la Caverna del Hoyo de
la Mina. Such ha sido considerado siempre un respetable arqueólogo, incluso en
los años negros de la dictadura última, gracias
a su trabajo sobre la mencionada cueva (SUCH, 1920). En contrapartida su faceta de espeleólogo ha quedado
ensombrecida precisamente por su éxito temprano como arqueólogo y su exilio al
inicio de la guerra civil, y por desgracia con su prematura muerte con apenas 58
años en Colombia.
Aunque ya habíamos recogido sus trabajos en otras publicaciones (BERROCAL Y WALLACE, 2002, pág. 177-179) nos parecía, ahora que se acerca el 125 aniversario de su nacimiento, un buen momento para recordar su figura y reivindicar su faceta de espeleólogo.
Aunque ya habíamos recogido sus trabajos en otras publicaciones (BERROCAL Y WALLACE, 2002, pág. 177-179) nos parecía, ahora que se acerca el 125 aniversario de su nacimiento, un buen momento para recordar su figura y reivindicar su faceta de espeleólogo.
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Miguel Such Martín fue, sin duda alguna, el primer explorador espeleológico de la provincia de Málaga y lo hizo, desde el año 1914, según sus propias palabras “por amor a la geología”. |
En la distancia histórica que
nos separa de Such lo vemos como un intrépido explorador apasionado por las ciencias y que de una forma autodidacta alcanzó un rigor científico poco común, aun hoy día.
ESPELEÓLOGO Y AUTODIDACTA
La recuperación biográfica, con motivo de la reedición en facsímil de su obra por parte de la Universidad de Málaga (FERRER, 1996), nos muestra un
perfil mucho más rico del que el ideario popular mantenía sobre el.
Nació un 17 de enero de 1889 en la malagueña, aunque de
sonoridad centroeuropea, calle Strachan en el seno de una familia acomodada. Miguel tiene dos hermanos más: José y Juan. Estos dos hermanos estudiarían en Granada; el primero Geografía e Historia y será profesor en Málaga, y Juan derecho y será Magistrado también en su ciudad. Sin embargo
Miguel, poco dado al estudio y sí a la aventura inicia un largo viaje, financiado por su padre, que le permite conocer Sudamérica y Europa. Vive en
Inglaterra y Francia con lo que llega al
manejo fluido de los idiomas inglés y francés que le debieron servir, además de
para su trabajo posterior como agente comercial libre, para estudiar textos
relacionados con sus aficiones culturales.
Se encontraban entre ellas dos primordiales: la fotografía y la
geología. Esto le llevó a realizar permanentes excursiones por los alrededores
de Málaga desde el año 1914, que él mismo llama “excursiones espeleológicas”, y que realiza en compañía de alguno de sus hermanos y tres amigos comunes que compartían afición. Eran estos Rafael
Montañés, Jose Fuentes y José Lara. Como
el mismo cuenta en el prologo de su libro fue en el transcurso de una de estas
excursiones espeleológicas cuando un 19 de septiembre de 1917 se tropieza con
la cueva del Hoyo de la Mina. En un primer reconocimiento descubre innumerables
restos pero dado que la cueva esta en terrenos privados deberá esperar los
permisos de la Sociedad Financiera y Minera para emprender los trabajos de
excavación a partir de mayo de 1918. En
ellos se emplea los domingos y días libres
junto a sus amigos y hermanos. En algunos casos contrata peones que dirige
su capataz Miguel Castillo, “Miguelillo” para la familia.
Es precisamente en el año 1918 cuando la Sociedad Malagueña
de Ciencias trae a Málaga a Henry Breuil para impartir unas conferencias sobre
prehistoria y la Cueva de la Pileta que el prehistoriador francés había
estudiado años antes y sobre la que acababa de publicar una monografía (BRUEIL,
H & OTROS, 1918). El entonces presidente de la Sociedad, Enrique Laza, le
presenta al prehistoriador quien se interesa por los trabajos de Such y
realizan juntos algunas visitas a cuevas de la zona de los Cantales incluida la que excava el malagueño. Este contacto se transforma en una amistad que les lleva a trabajar juntos durante
varios meses en la exploración de la cueva de Doña Trinidad, en Ardales, catalogando sus pinturas rupestres junto al insigne prehistoriador francés. Las orientaciones y apoyo bibliográfico que
debió suponer Breuil para los trabajos de Such quedan patentes en su estudio, que puede considerarse ejemplar para el momento histórico en que fue impreso. Tanto que el profesor, de la Universidad
Central de Madrid, Hugo Obermaier, que
tuvo acceso a el, visito el yacimiento en el mismo año 1920.
Los trabajos posteriores en los que se embarco Such están muy
difusos. Lo cierto es que Miguel Such continúa con otros trabajos y siguiendo
la huella de E. J. Navarro explora y estudia algunas cavidades de Torremolinos.
Ferrer cita la existencia de un manuscrito sobre la cueva Tapada de Torremolinos en el que había venido trabajando en los años anteriores a 1936 y que lamentablemente se extravío (FERRER, 1996).
Su vinculación y colaboración con la Sociedad Excursionista de Málaga queda más que reflejada en las varias fotos de las excursiones a la cueva de Doña Trinidad en las que ejerció de guía. (SEM-BOLETÍN de 1926-1927)
Su convicción republicana le llevo al exilio en los primeros
momentos de la guerra civil. Primero a Francia, con la ayuda de Breuil, y más tarde a Colombia donde debió llegar hacia 1939, a tenor de algunas cartas familiares y otras del propio Breuil.
Varias peripecias existenciales le llevan a dar conferencias
y finalmente a ser contratado como profesor en el Departamento de Santander del
Sur. Allí, en la ciudad de Bucaramanga, ejerció como profesor, más que probablemente
de Arqueología. Las investigaciones de
carácter arqueológico le llevaron hasta las selvas de la vecina Venezuela donde
en abril de 1945 sufre una hernia inguinal de la que padecía anteriormente.
Trasladado a un hospital de Bucaramanca fallece el 21 de ese mismo mes. Fue
enterrado en el cementerio Universal, en el panteón de la Logia Renovación,
acompañado por sus amigos y miembros de la colonia española de Bucaramanga.
Con todo lo anterior no nos cabe la menor duda de que Miguel
Such fue el primer espeleólogo andaluz, del que tenemos conocimiento, y que además capitaneó a media docena de malagueños, con sus mismas inquietudes, en un preludio de lo que bastantes años más tarde serian los grupos de espeleología.
Vista
panorámica de la cantera alta, donde se encontraba la cueva de Hoyo de la Mina
y hoy sepultada por un vial.
GABRIEL PUIG Y LARRAZ
Este geólogo sevillano es uno de los primeros españoles en
incorporar a sus estudios geológicos los fenómenos espeleológicos. En el
apéndice del trabajo del mapa geológico de España y después como obra separada
publicó su muy famoso “Cavernas y simas de España”.
Entre las páginas 215 y 216
nos habla de la cueva del Hoyo de la Mina bajo su primitivo nombre.
(PUIG, 1896)
CUEVA DEL TIO LEAL.- Caverna que se encuentra a unos 1400 metros del
camino de Vélez Málaga, en el sitio llamado Cuesta Blanquilla. Su entrada, de
forma trapezoidal, es pequeña y da acceso a una galería o corredor sumamente
estrecho y de unos 20 metros de largo: a esta distancia se encuentra un moral
arraigado entre las piedras; la galería se hace más ancha, aunque por poco
espacio, volviéndose a estrechar hasta un paraje en que se halla una estalagmita,
punto donde la galería cambia la dirección N.S.., que desde la entrada
conserva, por NO., penetrándose después en un gran anchurón de 25 metros de
largo por 15 de ancho, del que parten varias galerías en diferentes
direcciones. En alguna de las cámaras que se hallan en esta cueva se han
encontrado huesos humanos y restos de cerámica, decía Madoz (que a su vez toma
la noticia del informe dado a las autoridades en 1833), que en una de las
paredes se ve embutido el esqueleto de un hombre: suponemos que habrá alguna
brecha estalagmítica que empastará huesos, como aparece en las cavernas de
Riaza (Segovia) y de otros parajes. Encuéntrense también en esta cavidad
algunas simas y algunos pozos, que dicen están llenos de huesos de animales.
Ter. g. Calizas triásicas || Bibl. MADOZ, Dic. geogr. ; Prado.
LAS CUEVAS DEL CANTAL
En la zona oriental de la
costa malagueña, y entre El Candado y el
Rincón de la Victoria, se alzan unos promontorios calcáreos de época Jurásica en
el que proliferan cavidades y otras evidencias de actividad kárstica. Asociados
a todos estos episodios y a diferentes alturas sobre el nivel del mar quedan
restos de playas fósiles cuaternarias, así como otros restos de rellenos alóctonos.
En toda esta zona se han podido estudiar casi dos centenares de cavidades, la
mayoría de poco desarrollo pero sin embargo, algunas de ellas, de suma importancia por los contenidos prehistóricos tanto en restos materiales como pictóricos. (PEREZ BERROCAL Y MORENO WALLACE,
1988)
Las exploraciones de esta zona comenzaron bien temprano, dado que están cercanas al antiguo camino de Vélez. Posteriormente las obras de la carretera de la costa y el tranvía Málaga-Vélez las hizo más accesibles, aunque destruyó parte de las zonas de hábitat humano.
El dato más antiguo sobre
una cueva, en esta parte del litoral, es
la referida por Cornelio Napote que nos habla de una cueva en la que en el año
83 a.d.p. se ocultó Marco Craso huyendo de su enemigo Cinna (GUTIERREZ ROMERO,
1982). La cueva estaba situada en la heredad de Vicio Pacieco. La historia fue
recogida más tarde por Plutarco en sus “Vidas paralelas”. Ambrosio de Morales,
cronista de Felipe II, tras arduas indagaciones sitúa esta caverna en Los
Cantales del Rincón. Años después, en 1.789 Cecilio García de la Leña retoma la
información que sobre el caso tenía recopilada el padre Milla y los publica en
su ya conocidas “Conversaciones históricas malagueñas” (GARCIA DE LA LEÑA,
1789). La noticia causa un gran revuelo en Málaga de modo que el gobernador
envía a un grupo a la exploración de la mencionada cavidad. Como resultado
quedan dos cosas claras: el relato es una mera fantasía y que la topografía que
se levantó en el transcurso de esta visita es el plano más antiguo de los
conocidos a día de hoy (GONZALEZ RÍOS, J.M. Y MIRET PÉREZ, F., 2007)
Poco más arriba y ya
junto a la fábrica de cemento se encontraba
la Cueva del Hoyo de la Mina ó del Tío
Leal que en 1.833 fue explorada por orden gubernamental para determinar en qué
consistían estos restos arqueológicos.
En 1.917 esta cueva fue encontrada
y excavada por Miguel Such con notables resultados. Tenía en total 90 metros de
desarrollo divididos en varias salas, y un yacimiento con materiales desde el
Epipaleolítico hasta el Neolítico medio.
Esta singular caverna fue
dada por destruida hace años al encontrarse dentro de los terrenos propiedad de
la fábrica de cementos. Al parecer está perdida es sólo parcial y en el año
1990 aún se conservaban algunos tramos de galerías con buena parte del
yacimiento (RAMOS, 2003). Hoy sí parece definitivamente pérdida bajo los viales
de la cantera alta.
En toda la parte alta y en una zona de explotación de
la cantera se han descubierto numerosas oquedades. En 1.969 se exploró la
denominada Cantera I, que a más de bellas galerías con formaciones cristalinas
dio un importante yacimiento arqueológico, del que por desgracia no se pudo
hacer un estudio completo. Lo componían dos galerías en forma de equis
estilizada con un desarrollo de alrededor de 200 metros. En otras pequeñas
oquedades de esta misma zona, denominadas Cantera II y Cantera III, que
suponemos restos de cuevas de mayor tamaño, también se constató la presencia de
material arqueológico.
Después de muchos años de
trabajo se ha constatado que esta área, compuesta por las cuevas el Hoyo de la
Mina, los concheros y abrigos del Peñón del Cuervo y la Raja del Humo, son unos de los pocos lugares del mundo donde
se puede secuenciar la presencia de actividad humana desde hace 117.000 años,
lo que en opinión del arqueólogo Julián Ramos "permitiría acercarse a las causas de la sustitución del hombre
del Neanderthal por el de Cromañón" (RAMOS, 2003). Pero por otra parte el lamentable estado de
conservación de la zona y la falta de interés que muestran las autoridades de
cultura está facilitando la degradación de toda la zona a pasos agigantados y
con ello la perdida de espacios esenciales para la investigación de nuestra
historia. (El Observador, nº 46).
DESCRIPCIÓN DE LA CUEVA
Dice Such de la cueva:
“Ya en el año 1833 era conocida esta
caverna con el nombre de “Cueva del tío Leal” y decíase que en ella se
encontraban gran cantidad de cazuelas, cantaros y ollas así como diferentes
esqueletos humanos.”
Continua Such con el
relato y en otro párrafo nos revela:
“Todos estos detalles los ignoraba
cuando en una excursión espeleológica
pase por aquellos alrededores, pues los naturales del país, cazurros, no
querían decir ni siquiera donde se encontraban las diferentes cuevas que el
macizo hay.
Sin embargo, a fuerza de constancia y
de visitar uno tras otro todos los huecos y grietas de aquellos alrededores,
encontré esta caverna así como varias otras, también con restos prehistóricos,
que me propongo estudiar en sus día.
Esta de que tratamos debió ser en
épocas geológicas un paso de aguas como lo indican sus paredes erosionadas con
todas las aristas y salientes
perfectamente redondeados. Hoy es relativamente seca, a excepción del salón más
inferior, que sin llegar a formar
depósito de agua, en su suelo de fango muy blando y pegajoso. Sin embargo, en
tiempos anteriores debió ser bastante más húmeda como lo indican la gran
cantidad de estalactitas que la exornan
y su suelo estalagmítico, en algunos sitios de 20 c/m. de espesor,
formándose en otras una toba caliza y verdaderas brechas huesosas”.
A continuación nos
describe algunos aspectos de la cueva que queremos reproducir:
“Aún cuando su total longitud alcanza unos 90 metros, la parte con
arqueología se circunscribe al trozo del salón principal (nº 1) próximo a la
primitiva entrada, zona que marco en el croquis con un punteado, y en el resto
de este salón aún cuando he rebuscado minuciosamente, no he encontrado el menos
vestigio de industria de ninguna de las épocas que la cueva encierra: a
excepción de algunos trozos de cerámica rodadas muy posteriormente.
En la tras-cueva, salón nº 3 del
croquis, se encuentran enterramientos neolíticos, pero las malas condiciones
del suelo, extremadamente húmedo, hacen muy difícil su exploración.
Al Este del salón principal, una
galería larga de 8 metros conduce al divertículo (nº 2) también con abundantes
restos neolíticos y capsienses.”
Después de esto Such se
dedica por entero a los aspectos arqueológicos de su obra.
Topografía de la cueva realizada por Miguel Such.
En este trabajo se denota su conocimiento de la materia y su formación
espeleológica.
A pesar de los esfuerzos
que explica Such para realizar una exhaustiva exploración una revisión
posterior, llevada a cabo por el Grupo-geoespeleológico de Málaga, y que realizó en el año 1.960,
arroja nuevos datos sobre dos galerías dibujadas a mano por Antonio
Gálvez Pacheco sobre una copia del plano de Such.
Revisión de la topografía de Such.
A la ya conocida se le añaden un par de galerías
(a lápiz sobre una copia) producto de la exploración realizada por Antonio Gálvez y Manolo Flores, del Grupo
Geo-espeleológico, en el año 1960.
|
LA TOPOGRAFÍA
Sorprende ver la calidad
de la topografía de la cueva publicada en el libro de Such.
En la planta están
reflejadas las líneas de la poligonal con que fue confeccionada de modo que
podamos apreciar su meticuloso método de combinar un itinerario en las galerías
y radiaciones empleadas en las zonas más amplias. El dibujo de esta topografía
reseña igualmente las formaciones y otros elementos geomorfológicos de la
cavidad. La sección longitudinal,
precisa y detallada, denota su interés por plasmar una realidad morfológica del
espacio estudiado y al que daba su justa importancia.
El plano se completa con
una indicación del N geográfico y una buena escala gráfica con la que poder
medir las galerías.
Su autoría es
incuestionable gracias a la firma que estampó,
a pluma y de su propia mano, sobre la esquina inferior izquierda del
pliego.
PREHISTORIA
Esta cueva, hoy
desaparecida, como ya hemos referido, por el avance de la cantera, se hallaba en el
macizo de El Cantal Grande, muy próxima a la fábrica de cemento Goliat, hoy
Italcementi Group, de la barriada malagueña
de La Araña. Según el plano publicado por Miguel Such, la cavidad constaba de
una galería de entrada que se bifurcaba en dos para ir a salir ambas a la Sala
Principal, lugar del yacimiento. De esta sala partían tres galerías de medianas
dimensiones. Su desarrollo total era de 90 metros. Desde 1.833 era conocida
como Cueva del Hoyo de la Mina ó del Tío Leal. En 1.917 Miguel Such la excavó,
publicando sus resultados.
Según Such, aparecieron
dos niveles: el superior, que correspondía a un Neolítico Final ó Eneolíticos,
en que la cueva sólo se utilizó como lugar de enterramiento, aunque aparecen
restos de hogares., pero en tan pequeña cantidad que no cree suficiente como
para haber sido habitada. Encontró restos de cráneos y diferentes molares
correspondientes a varios individuos que habían sido depositados en pequeñas
galerías laterales.
Pieza de la colección Such, en el Museo de Málaga.
En el nivel inferior
(Epipaleolítico), después de un pequeño nivel Tardenoisiense (que más tarde
definiría Javier Fortea como Epigravetiense, complejo laminar), aparece un
Capsiense Superior típico (definido por J. Fortea como complejo geométrico con
puntas de dorso rebajado), que se asemejan a las de Chatelperron y la Gravette,
puntas con escotaduras, buriles de lengüeta, hojas de dorso rebajado. Las
piezas en hueso son pobres en su conjunto. En este nivel hay gran cantidad de
hogares.
Abunda la fauna de
moluscos, crustáceos y equinodermos. Los moluscos más abundantes son el “tapes decussatus”, “solen” y “cardium”.
Este nivel de cenizas, moluscos y restos de hogares llega a tener un grueso de
1,45 metros. En esta época sí se utilizaría la cueva como lugar de habitación.
La fauna de mamíferos es pobre: cabra montés, jabalí, caballo... Así pues, más
que cazadores, debía tratarse de un grupo humano que vivía de la pesca y del
marisqueo.
La cerámica que aparece
es de buena calidad, con superficies bruñidas. Las formas son variadas: vasos
globulares con cuello indicado, cuencos ovoides (algunos con pitorro o
vertedero de puente) con asas o sin ellas. La decoración es a base de cordones
en relieve, cordones dobles, incisiones transversales en el borde, en bandas
horizontales y verticales, curvas, impresiones digitales, ungulaciones, etc. Se
rellenan con pasta roja con frecuencia.
En piedra aparecieron dos azuelas, un hacha de diorita, varios molinos,
tres manos de mortero, y un ídolo en forma de violín. En hueso, un idolillo en
falange y ocho punzones.
REVISIÓN CRONOLÓGICA
Posteriormente al estudio
realizado por Miguel Such en la cueva, numerosos prehistoriadores discreparían
de sus opiniones, pero no es hasta 1.973 cuando el profesor Javier Fortea
vuelve a hacer una revisión profunda de los materiales epipaleolíticos.
Para Fortea el nivel
inferior correspondería primero a un Magdaleniense Superior Final con materiales
microlaminares, destacando sobre todo los buriles con piezas de gran calidad.
También abundan las muescas y denticulados. Después vendría un nivel con
raspadores pequeños, laminitas de borde abatido y micro-gravettes, que se
correspondería a un epigravetiense o epipaleolítico microlaminar semejante al
tipo de Les Mallaetes.
A continuación aparecen
materiales que define como de tradición geométrica epipaleolítica, definido por
Such como Capsiense Superior. Respecto a los niveles Neolíticos, Navarrete Enciso
considera que en primer lugar la cueva sería utilizada como hábitat - aparecen
hogares- y luego sería lugar de enterramiento en las estrechas galerías. El
Neolítico se corresponde con el de la "Cultura de la Cuevas" y
presenta caracteres tardíos por su ídolo en piedra en forma de violín y los trabajos
en huesos sobre falange que ya son propios del Bronce I.
EXCAVACIONES DE 1998 Y 2000
Hacia
mediados del año 1996 el arqueólogo Julián Ramos recorre algunas zonas de la cantera alta y
constata que aún se conservan algunos restos de
Hoyo de la Mina (RAMOS, 2003). Los
trabajos de excavación de estos restos
han permitido establecer una
estratigrafía completa de lo excavado por el propio Such.
Entre 1.996
y el año 2.001 el Área de Prehistoria de la Universidad de Málaga realiza
investigaciones excavando la parte que aun se conservaba de esta cavidad,
(RAMOS, 2004; FERRER Y BALDOMERO, 2005)).
El periodo 1996-97 se empleo en
la revisión del estado de conservación de la cueva. Un segundo proyecto que
abarco 2000-2001 se empleó en la
recuperación integral de los sedimentos conservados. Estos trabajos permitieron también la recuperación de todo el material que aun se
conservaba en la cueva así como la planimetría de los restos de una forma muy
precisa. Esta planimetría comprendía
igualmente la obtención de un perfil estratigráfico completo. En base a estos
trabajos se ha podido revisar algunos aspectos de la secuencia cronológica, que
si bien es en lo esencial a lo ya conocido tiene algunas novedades (FERRER y
BALDOMERO, 2005). La nueva estratigrafía
ha permitido precisar más los niveles de la cueva. Así se han delimitado los
distintos periodos neolíticos y se ha añadido un nivel como solutrense, ya en
contacto con el nivel base del yacimiento.
De los
trabajos de recuperación llevados a cabo ente 1996 y 2001 se puede deducir que
la cueva fue empleada, en algunos
momentos, como hábitat en contra de lo que en su día afirmó M. Such.
Sin embargo en lo esencial esta nueva secuencia propuesta en 2001 viene
a revalorizar las investigaciones de M. Such y a afianzar la fiabilidad de los
trabajos llevados a cabo entre 1917 1918. (FERRER Y BALDOMERO, 2005)
Con la nueva
revisión la secuencia crono cultural de
Hoyo de la Mina quedaría así:
COMPARATIVA DE LA SECUENCIA DE SUCH Y LA OBTENIDA POR LOS TRABAJOS DE
1996-2001.
|
|||
Niveles
|
Secuencia de 1918
|
Niveles
|
Secuencia de 2001
|
1
|
Derrumbes
visera de la cueva
|
||
2
|
Derrumbes
parciales
|
||
1
|
Nivel
Neolítico
|
3
|
Neolítico
Pleno I
|
4
|
Neolítico
Pleno II
|
||
2
|
Nivel
mixto
|
5ª
|
Neolítico Antiguo?
|
3
|
Nivel
tardenoisiense
|
5b
|
Epipaleolítico
Microlaminar
|
4
|
Nivel
Capsiense
|
6
|
Magdaleniense
Superior Mediterráneo B
|
7
|
Solutrense
Evolucionado
|
||
5
|
Nivel de
base
|
8
|
Nivel de
base
|
LA INCERTIDUMBRE DE NUEVOS YACIMIENTOS
Visto el final
trágico de este singular yacimiento arqueológico y las acciones de la cantera en sus actividades extractivas
¿Qué va a pasar con el resto de zonas no exploradas aún? De momento la delimitación de los terrenos
propiedad de la fábrica y la propia actividad minera no permite la prospección
de la zona. Por otra parte dada la
naturaleza de la propia actividad no es posible garantizar la integridad
de los nuevos hallazgos fortuitos en la
zona de trabajos de minería. Como ya denunció la revista El Observador (XX,
2005) se han destruido más de siete cavidades en los últimos años, de las que
tengamos noticia cierta. Sin embargo no sabemos si en realidad se han
perdido más y el alcance de estas
pérdidas.
AGRADECIMIENTOS
A Loreto
Wallace por la revisión del contenido sobre prehistoria y a Antonio Galvez por
sus datos sobre la exploración de la cueva en los años 60.
A Rafael Puertas Tricas (q.e.p.d.) que me facilitó las fotos de
algunas piezas de la Colección Such.
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XX (2005)
“Restos arqueológicos de incalculable valor se han se han perdido para siempre en La Araña.” Andalucía24horas.com (4-4-2005).
Málaga, 10 de junio de 2013.
Málaga, 10 de junio de 2013.
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